El mundo asiste hoy a un momento de máxima gravedad. La reciente agresión militar de la India contra Pakistán, con bombardeos y ataques de misiles sobre zonas densamente pobladas de Cachemira y otros puntos del territorio paquistaní, ha dejado decenas de muertos y heridos civiles inocentes, elevando el conflicto regional a niveles alarmantes.
Denunciamos que esta escalada no puede comprenderse de manera aislada ni como una simple disputa territorial. Este conflicto forma parte de una estrategia más amplia de agresión imperialista, alentada y sostenida por los intereses hegemónicos del imperialismo yanqui, la OTAN, la Unión Europea y sus lacayos regionales. El imperialismo estadounidense, principal enemigo de los pueblos del mundo, alienta y exacerba conflictos locales y regionales como método para mantener su control geoestratégico sobre zonas clave de Asia, África y América Latina, avivando tensiones étnicas, religiosas y territoriales para impedir la unidad de los pueblos oprimidos.
La región de Cachemira, desde la partición imperialista de 1947 impuesta por el decadente Imperio Británico, ha sido convertida en un polvorín por las políticas divisionistas y reaccionarias de las clases dominantes de India y Pakistán, al servicio de los monopolios internacionales. Los recientes atentados y las posteriores represalias armadas no son más que expresiones de un conflicto que el imperialismo ha mantenido vivo para justificar su presencia militar y su intromisión económica y política en la región.
Advertimos al proletariado mundial y a las organizaciones revolucionarias de todos los países que la amenaza de una Tercera Guerra Mundial es real y concreta, provocada por el afán expansionista del imperialismo, por el fascismo emergente, el neocolonialismo y las políticas neoliberales que someten a los pueblos al hambre, la guerra y la miseria.
Desde este espacio, llamamos a la movilización internacional contra la guerra imperialista, a la solidaridad activa con los pueblos de India, Pakistán y Cachemira, víctimas de la opresión y del saqueo de sus recursos por las potencias extranjeras. Solo la unidad de los pueblos y la lucha por la revolución socialista pueden poner fin a esta barbarie.
Reafirmamos que el enemigo está en casa: en Wall Street, en Washington, en Bruselas, en Londres, en los cuarteles generales de la OTAN y en las transnacionales que lucran con la muerte y el sufrimiento de los pueblos. Contra ellos debe dirigirse la ira y la organización revolucionaria de las masas.
¡Por la paz con justicia social!
¡Por la autodeterminación de los pueblos oprimidos!
¡Por la derrota del imperialismo y el triunfo del socialismo!
¡HVOM!
DN FPMR
Chile 7 de mayo de 2025