la violencia esta desatada en chile

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La jornada del 1° de mayo, Día Internacional de la Clase Trabajadora en conmemoración de los mártires de Chicago, convocó marchas en las principales ciudades del país y del mundo, las que tenían por objetivo poner en discusión los problemas laborales y económicos que vive la población de hoy. Con motivo del Día del Trabajo, se levantaron diversas consignas y exigencias a los gobiernos del orbe capitalista, exigencias, marchas y protestas en un contexto pandémico que ha modificado las formas de vida y trastornado las economías del mundo.

En la capital de nuestro territorio hubo marchas y manifestaciones, dos actos paralelos como una suerte de anticipación o ciertamente una metáfora de la división reinante en la organización de trabajadores y trabajadoras de nuestra patria. Por un lado, el acto organizado por la pomposa y rimbombante Central Unitaria de Trabajadores (CUT) que todos los años se conforma con las migajas que le da el gobierno de turno y el empresariado con relación al sueldo mínimo y participa como única organización representativa de trabajadores con la cual se sientan a negociar con los Ministros del Trabajo y Hacienda y, por supuesto, las organizaciones empresariales. Por otro, La Central Clasista de Trabajadores con la cual nadie se sienta a negociar, pues pretenden que pase desapercibida y que, frente a todo pronóstico, este domingo recién pasado logró lo que hace muchos años no se daba en nuestro país: el sentido de clase.

La clase trabajadora y popular, el sujeto histórico de las transformaciones sociales que en forma deliberante y en decisivo combate, toma la decisión de desprenderse de su vida en un centenar de huelgas que ocurrieron el siglo pasado, pero- pese a ello- se armó de valor y de fuerza para seguir organizados, para lograr los derechos básicos de los trabajadores y trabajadoras, ímpetu de una clase unida que llegó a constituirse en Poder Popular bajo el gobierno de Salvador Allende y que, clandestinamente, y en una valiente tarea lograron convocar a las primeras protestas nacionales contra la dictadura, dando forma al trabajo territorial en contra del tirano, misma clase que hoy se ve dividida por la siniestra mano de la clase política, la que después ocupa a los dirigentes de la CUT como candidatos a diputados, ministros y embajadores. La unidad de la clase trabajadora fue evocada por la Central Clasista de Trabajadores con más de 800 personas que respondieron a su convocatoria. En otras palabras, la fuerza del clasismo se evidencia y aún sigue viva y creciendo en permanente organización.

Sin embargo, la violencia está desatada. Ya no solo es la violencia sistemática del Estado y sus agentes, sino que ahora las y los ciudadanos nos enfrentamos a mafias organizadas que, amparadas por Carabineros, se toman cada una de las calles, actúan con total impunidad, golpeando a estudiantes y, ahora, disparando a manifestantes y reporteros de la prensa independiente. Antes de llegar a Estación Central, en cada esquina, estaban los agentes represivos del Estado esperando con sus carros lanzagua y zorrillos, arrojando lacrimógenas para vetar a la ciudadanía del acto oficialista de la CUT, marea de jóvenes, medianos y veteranos que se estaba sumando bajo la piel de lienzos y banderas que, pese a todo, se mantuvieron erguidos hasta llegar a su destino. Sin embargo, los privilegiados saben muy bien mover sus piezas, poniendo sus aparatos de seguridad en concubinato con el lumpen quienes dispararon con armas cortas desde el barrio Meiggs hacia la concentración, dejando como víctimas del ataque a cuatro personas, en los momentos más álgidos de esta cruzada antifascista, momento en que todos resistían con lo que tenían en sus manos.

La conmemoración del 1° recién pasado dejó en evidencia que todas y todos quienes nos manifestamos por un Chile justo y digno estamos en riesgo. La situación de extrema gravedad de la compañera Francisca Sandoval, periodista del Canal 3 La Victoria, es solo el más triste ejemplo del total desamparo ante el cual estamos expuestos. En este sentido, fue lamentable el saldo de víctimas y sabemos desde hace tiempo cómo mueven sus piezas los poderosos: en las poblaciones, para aplacar a las organizaciones territoriales, convocan y se validan a través de lumpen, de los micro y narcotraficantes, con sus soldados que entran en contubernio con fuerzas represivas, toda una red de soplonaje y represión, que se vive día a día en nuestras poblaciones.

Sabemos que el abandono de las autoridades locales y estatales en comunas populares ha sido el gran espaldarazo para que el crimen organizado se imponga en cada rincón, aplicando sus propias reglas en una tierra que ya no es de nadie. Drogas, comercio ilegal y el uso de armas a destajo han desplazado a las y los vecinos de sus territorios y hoy se encuentran a merced del más fuerte.

Muchas y muchos creyeron en las palabras que Boric declaró a finales del 2021, en donde sostenía que “hay que refundar Carabineros ahora” puesto que su descrédito no solo era a causa de los fraudes y los miles de millones robados, sino porque habían sido cómplices de las más grandes aberraciones contra los DD.HH. amparados por el desgobierno de Piñera. Incluso, aún siendo diputado, sostuvo que en su futuro mandato (hoy, actual Gobierno) se debía mejorar el trabajo de las policías, Carabineros y PDI, reconociendo que la refundación era un proceso de largo alcance y que el cambio absoluto del sistema policial era imposible en un mandato de solo cuatro años, pero era importante mejorar su eficiencia en la persecución del delito, resguardar el respeto de los DD.HH. y subordinarse al poder civil.

Al final, las palabras se las lleva el viento. La promesa de un gobierno abierto a todas y todos sigue siendo la continuación de jóvenes disfrazados de progresistas, que no son más que los hijos de la Nueva Mayoría. Peor aun cuando se respalda la continuidad de Ricardo Yáñez Reveco, General Director de Carabineros, amigo íntimo del exdirector Mario Rozas, quien encabezó la represión del 18 O, marcando una continuidad en la forma de dirigir esta nefasta organización, incluso habiendo sido investigado por la fiscal Chong por el caso de uso de balines en contra de manifestantes y el cuestionado manejo de munición antidisturbios.

El Frente Patriótico Manuel Rodríguez llama, en primera instancia, a armar redes de protección contra estas bandas de desclasados que ayudan al Estado a criminalizar la protesta; en segundo lugar, la preparación de acciones de autodefensa en conjunto para que el enemigo sepa que estamos perfectamente organizados y, para estos efectos, la comunicación y la unidad resultan primordiales; y, por último, no dejar nuestra identidad de clase: que la cuerda que ata las banderas y los alambres que utilizamos para colgar los lienzos sean una metáfora para expresar los lazos de pertenencia a una Clase, a un sujeto histórico, llamado a realizar las grandes transformaciones que necesita nuestra patria.

Ante los hechos violentos acontecidos el domingo 1° de mayo y la sistemática indefensión que la policía sostiene hacia a las y los ciudadanos, resguardando al lumpen y al narco, el FPMR convoca a todas las organizaciones sociales y a cada chilena y chileno a reunirse en los territorios y convocar a marchar y movilizarse para exigir la renuncia inmediata del General Yáñez y la conformación de una nueva policía que garantice no solo nuestros DD.HH., sino también, el derecho a manifestarnos libremente sin importar el gobierno de turno.

¡Libertad a todos(as) las y los presos políticos mapuches y criollos!

¡Fin al CAE!¡Condonación de las deudas x educación ¡

Estatización de los recursos naturales ¡ahora!

Somos una sola clase, somos todos trabajadores, somos los que unen, luchan y vencen.

¡¡Aún tenemos patria, ciudadanos!!

Dirección Nacional Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Hasta Vencer o Morir.