Declaración de los y las Rodriguistas ante la partida del compañero Luis Rojas, “Chino”

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Con el alma apretada por el dolor, pero con la convicción firme y el puño en alto, las y los Rodriguistas rendimos homenaje a la vida militante, combatiente y profundamente humana de nuestro hermano de clase, camarada y amigo Luis Rojas, “Chino”.
El Chino no fue un hombre común. Fue un hombre forjado en la adversidad, templado en la lucha internacionalista y comprometido hasta la médula con la causa de los pueblos. Quienes compartimos con él los senderos de la clandestinidad, las reuniones en medio de la persecución, las asambleas donde se discutía el futuro de la Revolución y la sangre derramada de nuestros compañeros, sabemos que su integridad y entrega siempre estuvieron a toda prueba.
Lo recordamos en aquellos años duros, a finales de los 80, cuando junto al comandante Salvador, Juan Carlos, Sara y otros hermanos de lucha, nos convocábamos en el litoral central para debatir con honestidad revolucionaria el destino del FPMR, asumiendo errores, valorando los aciertos y trazando, con la mirada internacionalista que él siempre aportó, el camino para seguir enfrentando a la dictadura y a los administradores de su modelo. En esas horas difíciles, Luis Rojas no titubeó jamás. Supo señalar lo complejo sin eufemismos, sin concesiones, porque amaba al pueblo y respetaba su causa.
Hoy, cuando la patria popular sigue en disputa, cuando los pueblos de Nuestra América y del mundo resisten la ofensiva imperialista y neoliberal, despedimos a un hermano que dejó huellas imborrables. Como tantos combatientes y “hombres y mujeres nuevos” que en la internacionalización de la lucha y en las calles clandestinas de Chile, entregaron su vida al combate contra la dictadura, contra el capital y contra la oligarquía vendepatria, Luis Rojas pertenece a esa estirpe que ni el tiempo ni la muerte pueden borrar.
Sabemos que la CIA y sus cómplices nacionales —oligarcas, empresarios y unas Fuerzas Armadas traidoras a la patria popular— han intentado borrar la memoria de los luchadores, pero los pueblos no olvidan, y nosotros menos.
Por eso hoy lloramos su partida con orgullo revolucionario, porque el llanto de un combatiente no es resignación, sino reafirmación de compromiso. Porque lloramos a nuestros muertos, sí, pero para volver a la trinchera con más fuerza, con más rabia organizada y con más amor por los pueblos.
Desde cada rincón donde una conciencia despierte, desde cada organización popular, cada sindicato digno, cada toma, cada barricada, cada territorio en resistencia, juramos ante su memoria que la lucha continúa, que la bandera no se baja y que los sueños de justicia y liberación por los que el Chino combatió hasta su último aliento, siguen siendo bandera viva para esta generación y las que vendrán.
A su familia, a sus compañeros de armas, a sus amigos y hermanos de causa, nuestro abrazo militante, nuestra solidaridad activa y la certeza de que la memoria revolucionaria jamás será derrotada.
¡Honor y Gloria al hermano Luis Rojas!
¡Los pueblos no olvidan a sus combatientes!
¡Hasta vencer o morir!
DN FPMR