Relato de un militante del FPMR…
No es fácil escribir de Cecilia Magni Camino, ya que los años no pasan inadvertidos, más aun cuando la gran mayoría de los hermanos y hermanas de lucha de Cecilia, cayeron en combate o están presos, fueron estreñidos o simplemente dejaron de participar y observan desde el anonimato. Los que siguen de alguna manera participando en distintos movimientos sociopolíticos o de derechos humanos, sienten que están haciendo lo que Tamara o Pilar, abría seguido haciendo, luchar y luchar hasta vencer o morir.
Éramos muy jóvenes un poco desordenados y algo indisciplinados, no habíamos pasado por la rigurosidad de la academia, al contrario, muchos sentíamos que la disciplina militar, era más bien una manera de subordinación negativa, ya que el que dirigía el mando, podía hacer lo que quisiera con sus subordinados, esto por la experiencia que veníamos conociendo, ya que eran militares los que disparaban contra el pueblo y ese ejército, esos soldados, eran algunos hasta familiares nuestros, amigos de la pobla, militares nacido en nuestro territorio que se habían convertido en verdaderos animales obedientes y traidores a su patria.
Ya en las filas del FPMR me toco por casualidad conocer a más de alguna hermana combatiente o jefa, entre ellas a la Tamara, una mujer extraordinaria, muy afectiva y audaz, cuando me encontraba con ella me despreocupaba y se me olvidaba que conspiraba con todos y todas, la confianza que Tamara irradiaba permitía pasar tan desapercibido y el tiempo se acortaba tanto que al ver la hora, te dabas cuenta la cantidad de tiempo que habías pasado con ella.
Recuerdo varias veces que nos encontrábamos por pura casualidad, ella me miraba y yo corría la vista como si mirara para otro lado, ya que las órdenes eran claras no podíamos cruzar las estructuras o encontrarnos como si fuéramos amigos, eso por seguridad no se hacía. Pero empezaba a sonreír y acercarse de apoco, terminábamos tomando la misma micro aunque no fuéramos para el mismo lugar y entre risas íbamos desnudando nuestros sueños, esperanzas y objetivos futuros. Ella con su billetera con más de algún “santo” y sus cigarros típicos, creo que se llamaban Nevada eran mentolado, (Bastante malos).
Tuve la suerte de conocerla, hicimos algunas acciones juntos, por supuesto ella era la jefa máxima, la recuerdo muy bien en una operación de recuperación de armas y hostigamiento, cuando nos explicaba como debíamos cargar un herido, ella tomo a un hermano (era grandote) y lo levanto sola sin ayuda de nadie, ella era delgadita, muy fina y estilizada una “burguesita” incluso fumaba pitucamente, pero levanto al hermano y de ahí con ella para todos lados.
Nos acercábamos a septiembre y mi tarea era armar y preparar grupos en la florida y puente alto, muy específicamente en cercanías a Av. La florida, verificar el paso de la caravana que escoltaba al Tirano, intuía que algo íbamos hacer por ahí. En algún momento Tamara me plantea la idea de que me podía conseguir un curso en Cuba y le digo que no, porque eso iba a impedir continuar combatiendo al régimen, incluso le digo que tengo una idea para una acción contra el tirano, pues había observado su itinerario por la florida y bastaba según yo (Unas Vietnamitas y como ya lo habíamos probado en la calle Grecia y luego una acción que se hizo en Departamental con Club Hípico) No recuerdo bien las fechas, capaz que esté equivocado en el tiempo, se que en la calle Grecia, probamos el sistema una noche me parece que fue con toque de queda. Ya estamos viejos, nos olvidamos un poco de las historias, algún día volverán mis hermanos a seguir peleando contra el sistema, estoy seguro que con ellos podre recordar esos pasajes que se me olvidan. Pero lo que quiero contar es que soñaba como mandarlo al carajo, como hacerlo mierda, ese infame no merecía nada menos. Me imagino que más de alguien, cuando veía pasar esa caravana de traidores, inventaba en su cabeza una operación espectacular, así que estoy convencido que más de alguno de nosotros lo ajusticio en su mente antes que se muriera. Al fin me convenció diciéndome que me iba por tres meses a un curso de comando, yo nunca había salido del país, es más eso era imposible hijo de obrero, vivía en una población en donde lo más cuico era tener tele.
Bueno pasaron los meses y el cursito duro un poco más, supe del atentado junto a una hermanita que también le toco desarrollar una tareíta en el lugar, juntos entre unos 30 compitas que venían de diversas partes del mundo y que no tenían idea de esta operación escuchamos el parte que entregaba el PC en Cuba, en donde aseveraban que había sido una acción de la CIA, me molesto sobremanera la falta de confianza en el FPMR y sus combatientes, lo que me hizo dar algunas opiniones críticas al informe e incluso les plantee que no entendía la falta de confianza en nuestra gente, ahí entendí que no todos los que estaban ahí venían del FPMR. También fue ahí donde me di cuenta que la hermanita también sabía algo y obviamente mantenía el secreto, la compartimentación, con ella habíamos conversado cuestiones superficiales, ella aseguraba la participación de los Rodriguistas en la operación y yo estaba seguro.
La separación con el PC nos pillo por esas maravillosas tierras. Un día un compita me llama para un lado y me dice que la Tamara quiere vernos, mi alegría fue tremenda, así que nos perfumamos y fuimos al tecito 23 con Presidente, ahí estaba ella un abrazo tremendo hasta unos lagrimones de felicidad, me conto que mi Jefe (Joaquín) había caído combatiendo, estaba herido y lo habían apresado. Nos explico lo que había pasado con Carrizal y Con el Atentado al Tirano, después de una larga conversa, nos dijo que era muy posible que nos separáramos del PC. Por las diferencias de tácticas y estrategias, así que quedamos amarrados para vernos en Chile.
En algún momento se formaron las Milicias Rodriguistas y era necesario que los que habíamos llegado a ser jefes de los GOT pasáramos a otras tareas, a enseñar a los jefes Milicianos y a fortalecer el salto cualitativo de estas estructuras a desarrollar acciones más espectaculares, ahí estaba nuevamente la Tamara, pero ahora era Pilar y nos volvimos a encontrar, era la misma mujer de quien me había despedido unos años antes, también estaba el Juan Carlos (Nordenflycht), otro de los grandes, un excelente compañero, un hermano, un amigo jugando cartas una noche en donde el viento marino golpeaba la casa cada cierto tiempo.
Tamara hermana, el día en que nos despedimos, jamás pensamos que no volveríamos a vernos, pero sigo encontrándome con tu sonrisa, con tu entrega, con tu disposición en cada hermana que hace esfuerzo para que nuestro FPMR no muera nunca.